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Óscar Wilde

miércoles, 21 de abril de 2010

Soledad y el tiovivo


Milagros era una niña a la que le encantaba explorar. Vivía en un pequeño pueblo, que se encontraba en Ávila. Sus padres tenían un restaurante en el que trabajaba su madre y su tía.
Los sábados, el restaurante siempre estaba lleno de clientes así que Soledad se iba de aventurera por el pueblo. Fue uno de esos sábados cuando Milagros llenó una mochila con varios objetos: una brújula,una botella de agua y una bolsa con dinero. El dinero lo llevaba por si se perdía y así poder llamar a sus padres. Después empezó a caminar hasta que bajó por unas escaleras. Cuando llegó abajo se dio cuenta de que nunca había pasado por aquel lugar. Estaba muy contenta porque era la primera vez que exploraba un sitio en el que nunca había estado.
Milagros empezó a caminar por una calle en la que había casas grandes . Cuanto más caminaba la calle se hacía más estrecha. Al fin llegó a un sendero. Cuando se adentró en él, vio algo, grande y redondo que tenía muchos colores, entonces empezó a correr, y a medida que se acercaba se dio cuenta de que estaba ante un hermoso tiovivo. Se acercó y se puso a contemplar uno de los caballos. De repente alguien abrió una puerta y asomó la cabeza. Era una mujer muy pequeña y muy vieja. Llevaba puesto un vestido marrón y unas botas negras.
-¿Cómo te llamas?-preguntó la niña.
-Me llamo Soledad y ¿tú?-
-Milagros- contestó
Soledad le dijo a Milagros que si quería pasar a su pequeña casa que se encontraba detrás del tiovivo.
Milagros pasó y se sentó. Su casa estaba llena de objetos y figuras de cerámica que estaban colgadas en la pared.
Soledad le preparó un té y unas cuantas galletas. Se quedaron hablando hasta que anocheció. Milagros volvió corriendo hasta el restaurante. Al día siguiente fue de nuevo al tiovivo y así comenzó la costumbre de ir todos los días.
-¿Por qué tienes el tiovivo?-preguntó Milagros
-¡Oh! el tiovivo -dijo -pertenecía a mi hermano, murió hace muchísimo tiempo. Lo llevábamos cada verano por el todo el país.
-¡Qué interesante!-dijo Milagros
- Pero hace mucho tiempo que no pongo en funcionamiento este tiovivo -dijo Soledad.
A Milagros se le ocurrió una idea, que era arreglar el tiovivo para que todos los niños pudieran montar en él.
Soledad estaba de acuerdo, así que Milagros se lo dijo a su tía y a sus padres. Al día siguiente su madre y su tía se pusieron en marcha y empezaron a limpiar y a pintar los animales del tiovivo, mientras el padre arreglaba el motor para poder ponerlo en funcionamiento.
Pasó una semana. Entre todos habían conseguido que el tiovivo funcionara. Milagros hizo pequeñas papeletas y las repartió por todo el pueblo. Por la tarde se acercaron muchos niños y montaron en el tiovivo y así fue cómo Soledad dejó de sentirse sola, porque a partir de ese día estuvo rodeada de gente que la quería.
W.E.H, 2ºC

1 comentario:

  1. lo siento no la he leido... pero queria comentar a ver si marisa lo vee !!... dudo mucho que alguien lo haga... pero yo lo intemnto!!!
    era simplemete por poner algo... verdad esque como no la e leido pues no se que decir...
    profe !!!! cuando puedas, hay que subir cosas de los nenes de 2º!!

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