
En la madrugada del 25 de mayo de 2007 ha habido un atentado en la zona israelí. Los gritos y sollozos de la multitud se embrollan con las sirenas de las ambulancias. Zaida, nuestra protagonista, se ha visto involucrada cuando iba a trabajar, como cada mañana, desde la franja de Gaza a territorio israelí para cuidar a unos niños. Está aturdida, desorientada … Ella solo ve una bata blanca que se está interesando por su estado de salud. De su garganta no salen las palabras, quiere decir que se encuentra bien, pero no puede. El doctor la sube a la ambulancia para ir hacia el hospital. Pasa varios días en la clínica. Su situación es delicada: nadie pregunta por ella y no recibe visitas, excepto las del doctor, que empieza a sentir un afecto muy especial por ella. Zaida en su silencio, ha comenzado a enamorarse de él. Nunca nadie la había tratado con tanto cariño.
Un mes después, Zaida es consciente de su recuperación y no puede prolongar más su estancia allí. En este tiempo ha surgido un amor mágico entre ellos. Ambos son juiciosos de que su relación es imposible dado las barreras socioculturales y religiosas que los dividen. Zaida regresa a casa y narra su historia. Solo a su madre es capaz de contarle su crónica con el joven hebreo. La prohíbe volver. Su padre la ha concertado un matrimonio. Por otro lado Javeth sufre lo mismo en su entorno. Su familia, sus amigos, todos le reprochan que se haya enamorado del enemigo. Zaida se las ingenia para enviar un mensaje al hospital que decía: ``No me dejan regresar. Me quieren casar. No intentes nada. Nunca te olvidaré, voy a quererte siempre.´´ Sumido en una profunda depresión, Javeth abandona Israel pensando en un futuro de paz y tolerancia.
No puedo olvidar
que no tengo alas,
que no tengo mar,
vereda ni nada
con que irte a besar.
Siempre llevará a Zaida en su corazón.
P.C., 2ºC

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